lunes, 11 de octubre de 2010

MIS PALABRAS AL VIENTO

Cuando la vida nos quita lo que más amamos, generalmente no sabemos explicarnos el porqué de esa situación.

El corazón se llena de momentos, aquellos hermosos gestos, las salidas, esos besos, los abrazos, la confianza, las conversaciones, las locuras, el sexo, todo. Es como si la visión del mundo se cambiara totalmente, como si todo fuera bueno y no importaran los problemas. La ilusión ciega nuestros ojos y nuestro interior se llena de algo que no podemos definir, pero que nos llena de alegría.

Eso se vuelve aún más grande cuando la persona a la que amas, además de ser tu pareja, se convierte en tu amigo, en tu mejor amigo, en tu confidente, en quien te refugias, a quien recurres cuando se ve nublado tu alrededor.

Es por esa situación que, al momento -por razones externas- de terminar la relación, queda un vacío tan grande y doloroso; un vacío que estuvo lleno en un momento y ahora lo sientes tan grande.

Ese es mi caso: entregué todo, fui capaz de dejar todo por mi pareja, los planes que medité por tanto tiempo, los sentimientos, etc., todo lo que hacía era luchar por su felicidad, por ver una vez más una hermosa sonrisa de su rostro. Cada momento tenía que hacerlo especial para él, para que se sintiera bien. Y si yo me tenía que postergar, no importaba.

Hoy, cuando todo está frío, cuando me siento solo, le pregunto al viento "qué pasó". Estoy como sentado en medio de la nada viendo pasar gente.

La confianza que logró cultivar fue grandiosa. No dudo de sus palabras, al contrario, confío en él como en nadie más lo hago.

Pero es que no puedo dejar de sufrir y tener que pagar las consecuencias del arriesgarse a vivir el amor.

Hoy te extraño y me duele tanto el no poder decirte un "te amo", "te extraño", que necesito tus abrazos, tomar tu mano, ver tu sonrisa, saber qué necesitas, si es que puedo hacer algo por ti, hacerte feliz, pasear, ver tu rostro, sentir tu aroma y tu aliento, refugiarme en ti y sentirme seguro nuevamente. No puedo ser feliz plenamente. No después de ti. Todos lo notan y no puedo evitar que eso pase.

Sueño tanto en ese día que esté en el muelle, un día cualquiera, y yo, sentado en las rocas que vieron nacer nuestro amor frente al mar. Y sentir tu mano en mi hombro, darme vuelta y ver que llegas como lo hacías antes. Renovar nuestras promesas y mirar hacia adelante.

¿Puedo tener ese regalo por tan sólo unos minutos?
¡Por Dios que no te imaginas lo que me duele esto!

Entiendo lo que estás pasando, te juro que lo hago, y es por eso que te he apoyado, y aunque no te lo he dicho más, estoy aquí contigo, apoyando cada uno de tus actos, aunque esté herido. ¿Sientes mi apoyo?

Es por eso que he callado, que he preferido guardarme todo lo que siento, pero... no puedo evitar sentirlo. Sobretodo por el hecho de callar. Ahora no lo evité, y como sé que nadie leerá esto, ni siquiera tú, me desahogo por acá.

TE AMO, y no puedo evitar no sentirlo, extrañarte y vivir día a día con el dolor de la ilusión de un regreso incierto.